El marplatense fue noqueado en el sexto round por el salteño Gerardo Pérez en Cutral Có. Era la sexta defensa de su cinturón.
El púgil marplatense Matías Leiva sufrió una dura e inesperada caída en Cutral Có a manos del salteño Gerardo Pérez y cedió en su sexta defensa el título sudamericano de la categoría superpluma. En el Gimnasio Municipal “Enrique Mosconi”, además, el correntino Matías Lovera noqueó en siete asaltos a Walter Sequeira para mantener su faja sudamericana de los mediopesados y Karen Carabajal retuvo su cetro sudamericano de las superpluma tras imponerse por puntos en fallo unánime a Soledad Matthysse.
Leiva, número uno en el ránking argentino, no pudo aguantar el poder de la mano de Pérez, octavo en el mismo escalafón y que llegó a esta ocasión sin antecedentes de noqueador, con apenas dos triunfos por la vía rápida.
Sin embargo, la potencia de los golpes del salteño marcaron la pauta de un combate muy atractivo y con distintas fases. De movida, en el primer round, “El Bandido” conectó a Leiva con una contra de derecha que lo hizo trastabillar y sufrir su primer mal momento.
Sin embargo, el marplatense, con su velocidad y gama de recursos clásica, pareció encarrilar la historia en los dos rounds siguientes. Nada hacía presagiar lo que ocurriría poco después.
A partir del cuarto Leiva comenzó a llevar la peor parte en todos los violentos intercambios de golpes que se produjeron. En ese round, tuvo que poner la rodilla en tierra tras recibir un fuerte gancho a las costillas y sufrió la primera cuenta. En el quinto, el árbitro Darío Coronel decidió una cuenta de protección cuando tambaleaba como consecuencia de una izquierda recta y una derecha cruzada.
Leiva, de todos modos, se jugaba en todos los cruces. Pero estaba visiblemente lastimado. A punto tal de que Fernando Sosa en la esquina sugirió la posibilidad de detener el combate. “El Distinto” salió igual a pelearla en el sexto, pero Pérez lo conectó con un potente gancho de derecha a la zona de las costillas que lo derrumbó. El marplatense no pudo levantarse y escuchó en el piso la cuenta de diez. El cinturón sudamericano, de este modo, cambió de manos tras casi dos años en poder del púgil de esta ciudad.